DIÁLOGOS TACITURNOS

Gabriel: Instrospección

Miro a través del cristal de la botella obscura llena de suciedad y de no sé cuantas tantas cosas más. He intentando limpiarla en varias ocasiones y parece que tanta escoria no tiene fin. Me inquieto, me encolerizo y siento ganas de culminar con la vida de la botella en la pared esperando que con ello quede resuelto el problema de la suciedad.

Vaciedad es lo que debe ser, no siento más que un enorme vacío que transmuta mi cuerpo y alma haciendo sentir como una especie de mutante. La ausencia correo cada particular de mi cuerpo y que desgasta mi energía en ideas que no hacen más que dañarme más sin embargo no lo comprendo, el mundo sigue su curso y me siento varado en el centro del universo sin saber que dirección tomar. Todas parecen extrañas, algunas ofrecen duras realidades, otras falsedades millonarias, otros enajenaciones idolatradas, pero ninguna que me convenza al final. Nunca creí que fuese tan difícil una decisión así.

Soledad toco a mi puerta desde hace tiempo y parece que no vino en plan de visita pues se quedo bien instalada en la habitación principal robándome el espacio, la cama y todo lo que era parte de mi habitación, ¿donde quedé yo?, me pregunto. Estoy dentro pero me siento fuera. No se en que momento le dí el dominio hasta de mi propia existencia desvaneciendome en su propia oscuridad, viviendo tras la sombra de una especie de demonio con cara de niño.

Abro la puerta porque siento que me ahogo, alcanzo la bocanada de aire como el último de los alientos. Sobrevivo por el momento. Mañana no lo sé.

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